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La excusa para la celebración era fácil: ha venido Maite, la chica de negro que ocultaba sus colores en lugares insospechados… (por ejemplo, en las suelas de sus zapatillas) y que se ha ganado el ser un integrante más del universo chiwakero. Con unas pizzas hemos celebrado el fin de sus prácticas de diseño y producción editorial.

Maite ha sido nuestra compañera de viaje en los 2 últimos meses y creo que algo ha aprendido. Lo que si es seguro, es que nosotros hemos aprendido mucho.